Hoy 9 de abril, las Plataformas de Derechos Humanos nos unimos a la conmemoración del
Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas. Este día lo dedicamos a la
memoria, la denuncia y la lucha persistente por los derechos, la verdad, la justicia y la
garantía de no repetición.
Hoy, recordamos con respeto y honor a las víctimas del conflicto armado y a las víctimas de
crímenes de Estado, a los líderes y lideresas, a las personas defensoras de derechos
humanos que han sido asesinadas, desaparecidas forzadamente, perseguidas judicialmente,
obligadas al desplazamiento y al exilio. En su memoria, exigimos al Estado Colombiano un
compromiso real y efectivo con la construcción de paz y el cumplimiento de la deuda histórica
con las víctimas. Es imperativo que la violencia y la impunidad dejen de ser la realidad
cotidiana de nuestro país y que se establezcan garantías firmes para la No Repetición.
La Comisión de la Verdad ha revelado cifras alarmantes: entre 1985 y 2018,
aproximadamente 450.664 personas perdieron la vida a causa del conflicto armado. Con el
subregistro, se estima que el total de homicidios podría ser de hasta 800.000. Las
desapariciones forzadas reportadas entre 1985 y 2016 ascienden a 121.768 casos, con una
estimación que podría llegar a 210.000 incluyendo el subregistro. En cuanto a secuestros y
tomas de rehenes, se contabilizan 50.770 víctimas de 1990 a 2018, y se estima que el número
podría alcanzar los 80.000.
La impunidad prevalece a niveles inaceptables. Los informes de la Fiscalía indican que en
cuatro de cada diez casos relacionados con el conflicto armado no se identifica al grupo
responsable de los delitos. La falta de recursos técnicos y humanos para atender las
demandas de justicia ha generado un doble impacto en términos de impunidad: perpetúa la
victimización y transmite un desprecio por la vida de las víctimas, quienes sienten que su
sufrimiento es ignorado.
En este día de memoria y solidaridad, reafirmamos nuestro compromiso con la defensa de los
derechos humanos y con la búsqueda de una justicia que honre la memoria de las víctimas y
prevenga la repetición de estos hechos atroces. Es hora de que el Estado Colombiano actúe
con determinación para cerrar las heridas del pasado y caminar hacia un futuro de paz y
respeto por la dignidad humana.